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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 9 de mayo de 2012

JUAN MORA: 'SE BUSCA'... un Artista, un Torero / Entrevista de Pla Ventura



JUAN MORA: 
'SE BUSCA'... un Artista, un Torero

Entrevista de Pla Ventura
Ya lo describió nuestro director días pasados puesto que, la ausencia de Juan Mora en los carteles de Madrid, ha sido una crueldad sin límites. Como diría Alfonso Navalón, el asunto chorrea sangre a borbotones; sin duda, se trata de la injusticia más alevosa que nunca nadie pudiéramos imaginar. Lo sentenció, como digo, Antolín Castro y, como no podía ser de otro modo, recabamos ahora la opinión de Juan Mora, el gran ausente de Madrid que, por ese compadreo del taurinismo, un gran artista queda fuera de la plaza de Madrid, la misma que hace poco más de año y medio le vitoreó como a nadie sacándole en hombros tras dos memorables faenas.

Nosotros, de nuestra parte, nos cabe el orgullo de haber defendido a Juan Mora en sus años de ostracismo, durante su gran éxito en Madrid y ahora en que el silencio, por parte de todos los medios de comunicación es la norma ante este artista de la torería del mundo. Los medios, claro, viven al albur del triunfador; nosotros, como se demuestra vivimos junto al arte y, por ende, junto a Juan Mora, al igual que junto a todos los artistas que, con más o menos contratos, siguen siendo una referencia ante el aficionado.

Desdichadamente, de injusticias sabemos mucho y, nuestra misión, en realidad, no debe ser otra que despreciarlas, castigarlas y, como en el caso de Juan Mora, contarle a los cuatro vientos la tremenda sinrazón que se ha cometido contra su persona, para detrimento del toreo y, esencialmente, para oscurecer la carrera de un gran artista.

-Boicot, injusticia, improperio, violencia, venganza, ineptitud empresarial, represalia, atentado, canallada, desvergüenza…. ¿Qué calificativo le daría usted a su ausencia de la feria de Madrid?

No soy el más indicado para emitir calificativo alguno; las cosas son como son y no pueden ser de otra manera, así lo sentenció Krishnamurti y creo que tenía toda la razón del mundo. Si supiera que pudiera ganar algo arremetiendo contra todo el mundo, quizás lo haría; pero no es esa la cuestión y, mucho menos el camino.

-Yo respeto su decisión, incluso su silencio al respecto pero, por el amor de Dios, ¿no se le parten a usted las entrañas al comprobar que, hace apenas un año y medio, para todo el mundo era usted poco más que un dios en el toreo y, pasado ese tiempo, es ahora usted el gran desconocido y, lo que es peor, el gran ausente de todas las ferias de España?

Es duro lo que estoy viviendo, nadie te lo podrá discutir; pero no olvidemos que, antes del triunfo apoteósico que tú mencionas, estuve casi diez años en el más completo anonimato y, no me vine abajo. Como quiera que, el triunfo que citamos todavía sea bastante reciente, imagino que cambiará mi signo y, en breve, otra vez todo el mundo hablará de Juan Mora.

-¿Qué le debe usted a la empresa de Madrid?

A la empresa no le debo nada, absolutamente nada; si les debo a los aficionados, sencillamente, la ilusión de poder volver a torear en las Ventas y, de nuevo, repetir aquella proeza.

-Por lo que puedo palpar, maestro, la polémica no va con usted, ¿verdad?

Yo prefiero ser el dueño de mi silencio que el esclavo de mis palabras. Para mí ya es un éxito saberme reconocido por vosotros como medio periodístico y, ante todo, por la afición que siempre reconoció mis valores.

-En realidad, maestro, ¿no siente usted amargura por lo que podía haber sido su carrera y cómo en verdad lo ha sido?

No. De ninguna manera. Yo soy un hombre afortunado; millones de personas quisieran ser como yo, afirmar lo que digo y, ante todo, haber vivido de la profesión que han amado, como es mi caso. Jamás llegué a pensar que llegaría tan lejos en mi profesión; no tengo nada más que palabras de agradecimiento a Dios, al destino que me ha deparado una vida hermosa.

-Todos, sensatamente, maestro, le calificamos como un gran artista pero, atrévase, ¿no ha sentido nunca la tentación de que le hubiera gustado que le hubiésemos calificado como figura del toreo?

Eso es como si hablásemos de la cantidad y de la calidad; prefiero la calidad y, como tú dices, si se me otorga al tratamiento de artista, ¿qué más puedo pedir? Nunca envidié a nadie; siempre creí que mi peor enemigo soy yo; respeté a todo el mundo y, ciertamente, con esta filosofía no me ha ido mal; que podía haberme ido mejor, quizás; pero igualmente podría haberme quedado en el camino como cientos de compañeros que, con las mismas condiciones artísticas que yo pueda tener, nunca llegaron a nada.

-En este momento en que conversamos, maestro, salvo el maestro Frascuelo, barrunto que es usted el artista más longevo de la profesión. ¿No le preocupa el paso de los años?

No, para nada. Hago las mismas cosas que hacía hace treinta años, hasta el punto de que tengo la sensación de que no han pasado los años.

-Quiero decirle que, a estas alturas de su vida, seguir esperando puede ser preocupante, al menos para los aficionados. ¿No le parece?

Las cosas se dan cuando se tienen que dar y, luchar contra las circunstancias sería una insensatez. Lo importante es tener salud y sentirse uno fuerte como yo me siento; es más, el arte no está reñido con la edad, recuerda que el maestro Rodolfo Rodríguez El Pana, con más de cincuenta y cinco años sobre sus espaldas, pasada esa fecha, dictó sus más bellas lecciones y, como vemos, sigue en activo para dicha de los aficionados mexicanos que siguen gozando con su arte.

-Visto así, de repente, para los aficionados su panorama artístico nos podría parecer sombrío pero, la temporada es muy larga y, entre otros sitios, hasta me han contado que quiere ir usted a Pamplona. ¿No le preocupa dicha plaza?

Ni Pamplona, ni ninguna. Es más, cuando más relevancia tiene la plaza, más a gusto me encuentro. Ya el pasado año, en Pamplona pude dar unos cuantos pases que me dejaron muy satisfecho.

-Dicen, maestro que es muy difícil triunfar en Pamplona por aquello de la algarabía tremenda que tienen en los tendidos y que están pendientes de todo, menos del torero que se está jugando la vida. ¿Puede ser ese el miedo añadido?

Por esa razón, cuando un torero es capaz de concitar la atención de aquellos aficionados, la dicha es inmensa. Allí estaré si Dios quiere.

-Es usted un torero de culto, un artista lleno de misterio, un hombre plagado de virtudes y… en honor a la verdad, todos esos valores, ¿cree usted que le han hecho la debida justicia a lo largo de su carrera?

Por supuesto que sí, ya lo hemos dicho antes. Parecerá una altanería lo que te voy a decir pero, ¿qué darían el noventa por ciento de los matadores de toros por ser como yo, por vivir como yo vivo y por recibir los plácemes que a mí me dedican? Algunos, hasta puede que sean tan pobres que solo aspiran al dinero. Recordemos al maestro Facundo Cabral cuando decía, “si amas al dinero a lo sumo llegarás a un banco, pero si amas a la vida, seguramente llegarás a Dios”.

-Usted sigue entrenando como si tuviera ochenta corridas firmadas. ¿Para qué entrena un torero si no tiene fechas firmadas?

Primero que todo no me gustaría para nada tener ochenta corridas firmadas; sería una locura. El arte no puede aflorar cada tarde con la misma solvencia que un mecánico arregla una máquina; el arte y más para un torero que depende de tantas cosas, llevarlo a cabo en esas cifras, además de una locura es un imposible. Y sigo entrenando porque es mi forma de vida, mi preparación y mi deseo más íntimo; para mí el hecho de acariciar la muleta y el capote es una forma de sentirme artista como tú dices. De no haber estado preparado, con toda seguridad, aquella inolvidable tarde del 2 octubre de 2010, sin duda no hubiera sucedido. Es como si ahora, de repente, me llamaran para una sustitución en Madrid; hay que estar muy preparado para cualquier eventualidad artística que pueda presentarse.

-O sea que, si le llaman para una sustitución no pondría usted reparo alguno, ¿cierto?

Y tan cierto. Yo me debo a unos aficionados que nada tienen que ver, incluso menos que yo, con la problemática de los despachos y, si me llaman, ahí estaré; en nuestro mundo, todo es posible.

Y ejecutar bellas trincheras. Por eso 'Se busca', por ser necesario encontrarle

-Decíamos antes que estamos en los primeros compases de la temporada, por tanto, queda mucho camino por recorrer hasta llegado el mes de octubre. ¿Qué planes tiene de forma concreta?

Todo se irá desarrollando para que, al final, ya lo verás, alcance ese número mágico para mí de quince o veinte corridas de toros que sin duda es el número ideal para congratularme con el arte.

-Quiero darle las gracias, maestro, por su coherencia, por esa gratitud que muestra usted hacia la propia vida y por las atenciones que siempre nos dispensa. ¿Quiere añadir alguna cosa más?

Os agradezco vuestra calidad como aficionados, vuestra dedicación y búsqueda hacia la verdad como periodistas y si se me permite, mostrarle mi gratitud a Antolín Castro por su defensa hacia mi persona hace unos días, en un magnífico artículo ‘JUAN MORA ES EL AUSENTE’ que, sin duda, enmarcaré.

-Maestro Juan Mora, que Dios le siga bendiciendo mientras que nosotros le seguimos admirando.
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