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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 19 de febrero de 2013

HABLEMOS DE TOROS Y TOREROS / Por Antolín Castro

Hablamos a ser posible bien, de toros, de toreros y de los aficionados que pagan /Fotografía La Loma/

HABLEMOS DE TOROS Y TOREROS

Antolín Castro
España
Precisamente hoy podría escribir de otra cosa, o de otras, dado todo lo acontecido en nuestro Portal durante el fin de semana. Podría explicar la impotencia, la inseguridad, los desvelos, el trabajo de unos y otros, el esfuerzo, también la ilusión, para poner en orden la casa, que es nuestra y no suya, y que anónimos se han atrevido a revolver, a destruir, y todo ayuno de la más mínima razón, solo por hacer daño a quienes no piensan como ellos. Podía extenderme más, pero no lo voy a hacer, los delincuentes lo que menos necesitan es atención y publicidad.

El mundo entero soporta situaciones mucho peores que la que OyT ha padecido y no considero que nuestro daño deba tener más eco o más consideración. Solo diré que los malos, los revolucionarios, los activistas, hacen más ruido con sus actos, pero que los silencios de los buenos son infinitamente mucho más productivos, más sensatos, más útiles. Revestidos de llamarse amigos de la libertad se la privan a quienes no pensemos como ellos. Son tan necios que creen que esa forma de obrar les abrirá el camino de la comprensión para con sus ‘hazañas’. Se equivocan, aquí se habla de toros y toreros y de eso seguiremos hablando.

De toros hablamos en OyT desde hace mucho tiempo, bien es verdad que casi siempre reivindicando su presencia de forma más habitual en lugar de verlos con cuentagotas en determinadas plazas y para determinadas ocasiones. De toros íntegros nos gustaría hablar a diario pero ese derecho nos lo niegan los protagonistas, los que mandan en esto que, podemos asegurar, no son los aficionados ni los medios independientes.

De toreros también hablamos y lo que más gusta es hacerlo bien en aras de que disfruten doblemente por lo hecho en la plaza y por ver reflejado ello en letras escritas en los medios después. Nada satisface más a un cronista que cantar triunfos y faenas épicas. También retazos de arte aunque sean chispazos en la tarde. Nada satisface más que poder escribir que el milagro del toreo ha sucedido en esta o en aquella plaza.

Tener que hablar del débito que dejó este o aquél torero por su forma de hacer, simplemente es nuestra obligación para con los lectores, para con los aficionados, los que lo vieron y los que no, una forma de hacer crítica taurina que, desgraciadamente, nos vemos obligados al tener que hacerlo al por mayor, mientras el toreo bueno, el macizo, el hondo, el auténtico, nos toca cantarlo al por menor.

Pero no crean que por hacerlo al por menor lo hacemos con menos ilusión, no, es al revés. Quien pasa mucha hambre disfruta mucho más el día que le ofrecen un manjar o se llena con un buen plato de comida. Tras el ayuno se celebra mucho más la reconciliación con el llevarse algo a la boca.

En esta temporada en la que nos anuncian algunos gestos, como si la necesidad de comer a diario de los aficionados te la pudieran racionar o avisar con antelación porque va a suceder en una ocasión, cuando es el derecho que le asiste a cada uno de los que pagan una entrada, el poder ver en su integridad lo que los carteles le ofrecen todos los días. Sustituir ese obligado compromiso por el de fulano se va a encerrar…, se anuncia con… es sinónimo de que en el resto del tiempo no lo hace.

Pedir que hablemos de toros y toreros en plenitud es lo mismo que exigir que podamos hacerlo en libertad.
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