la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 25 de abril de 2013

NO PASA NADA…/ Antolín Castro


No veremos estos llenos a diario.
Las Ventas, lamentablemente, como una más

"...Un porcentaje alrededor del 15% sobre la cifra de abonados de Las Ventas, es un porcentaje muy alto de desertores..."


NO PASA NADA…

Antolín Castro / España

Eso parece desprenderse de la inacción de los responsables, a todos los niveles, de nuestra fiesta taurina. 2.500 espectadores se han ‘muerto’ y no han renovado su abono de San Isidro. No es una cifra cualquiera, ya el pasado año quedaron cerca de 2.000. Siguiendo así, en seis años más, no quedará un solo abonado.

Y es que la muerte… de la afición, se entiende, es -así lo deben considerar- una muerte ficticia, fruto de la casualidad, cuando nada hacen para que esto no siga desangrándose.

Un porcentaje alrededor del 15% sobre la cifra de abonados de Las Ventas, es un porcentaje muy alto de desertores. Pocas veces se pueden observar cifras como esta. El pasado año representó un 10% y ahora se mejora la marca. Y de lo que hablamos no es cualquier plaza, es de Las Ventas, la plaza y la feria más importante del mundo.

Hasta hace muy poquito se liaban unas muy gordas para hacerse con los escasos abonos que no habían sido retirados. Colas en los días previos, mendigos utilizados para ocupar lugar en esa espera que llegó a ser de días, peleas y broncas que tenía que controlar la policía. Ahora, qué diferencia, la empresa lanza un mensaje para captar clientes para esos 2.500 abonos. Es de suponer que han mirado junto a las taquillas y han visto que no hay miles de personas pernoctando.

No pasa nada… todo es culpa de los antitaurinos
No pasa nada…será culpa de los que escribimos sin triunfalismos
No pasa nada… la culpa será de los del 7 con sus pancartas y protestas
No pasa nada… los que han rechazado el abono es culpa de la crisis
No pasa nada… son ciegos los abonados por no ver los buenos carteles programados
No pasa nada… el rigor de los veterinarios les echa de la plaza
No pasa nada… no saben apreciar la edulcorada fiesta que ofrecen
No pasa nada… no es posible mejorar la oferta
No pasa nada… de nada


Sin embargo, eso no es cierto, sí pasa. Pasan muchas cosas y caben muchas por hacer y la primera de todas es la recuperación del toro como eje principal de esta fiesta secular. Podremos prescindir del torero, pero no del toro. Una vez dicho esto, ahí es donde hay que profundizar.

La Fiesta tiene mal, muy mal, sus cimientos actuales. Unos pocos privilegiados hacen lo quieren, eligen ganaderías -siempre las mismas-, impiden el acceso a otros toreros, se niegan a abrir sus actuaciones con encastes y compañeros. Han conseguido un sota, caballo y rey que aburre soberanamente al aficionado. Quieren mantener su negocio -que no la Fiesta- con la gente de paso, con las gente festiva; ignoran que de siempre se ha mantenido con los aficionados. ¿Quién puede pensar que el Bernabéu o la ópera se llenan con gente de paso?

Por eso hay que pensar y hacer rapidito. El tiempo se agota. Ya se que hay muchos que se pasan el día dando palmaditas en la espalda, pero esos tampoco llenan los tendidos. Así que o ponen manos a la obra o esto se muere por falta de interés, por falta de aficionados. Un ejemplo es la corrida de Miura en Sevilla, donde la gente vibró y no solo con las faenas de muleta. Otro ejemplo fue la feria de Arles, sin baile de corrales, con toreros ajenos al extinto G10. Hay mucho que hacer, pero tiene que ser ya.

Para cuándo el sorteo de las ganaderías, de todos los encastes, entre los toreros anunciados. En todas las actividades hay que enfrentarse a todo lo mejor y también a lo más difícil. Madrid es el sitio lógico, e ideal, para hacerlo.

Para cuándo el enfrentamiento entre todos los toreros del escalafón. Compitiendo en igualdad, además de ser un estímulo, sabremos quiénes son los mejores.

Para cuándo esa liguilla de ascenso de los toreros, que permitiera subir, o bajar, a las otras divisiones por razones objetivas, con aquello que fue ganado en el ruedo.

Para cuándo olvidarse del ego y la comodidad.

Para cuándo adquirir el compromiso colectivo de salvar la Fiesta, que no es precisamente aplaudir a ciegas, de forma errónea, todo lo que la está hundiendo.

¿Para cuándo… para cuándo?

¿O seguimos pensando que no pasa nada?
***

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