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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 20 de octubre de 2013

Jaén: De la gloria a la tragedia / Por José Luis Marín Weil


Percance de David Galván / Foto: Jesús Delgado

"...Salió el sexto, del hierro de Algarra, y arrolló al de San Fernando llevándolo prendido por la manga de la chaquetilla a una velocidad imparable sin rumbo fijo. Lo arrastró por la plaza, siendo imposible deshacerse por muchos capotes que le echasen. Era un guiñapo a merced de las astas del toro..." 

De la gloria a la tragedia 
¿Quién dice que en Jaén no tenemos toreros?
  • Tanto Alberto Lamelas como José Carlos Venegas brindaron lo mejor de sí mismos en una tarde vivida con intensidad. Son jienenses ambos y han demostrado que Jaén tiene toreros que de no ser por la situación actual de la Fiesta, podrían perfectamente hacerse con un puesto y un hueco en el escalafón con todo merecimiento. 
  • Fue devuelto a los corrales el toro titular de Apolinar Soriano, y como sobrero saltó al ruedo jienense un toro de Algarra…de ensueño. Un toro para soñar el toreo y no despertar del sueño.
Plaza de Toros de Jaén. Coso de La Alameda.

20 octubre, 2013.- Segunda de abono. Un cuarto de plaza en tarde agradable 
Cuatro toros de Apolinar Soriano, el 5º devuelto por poca fuerza, bien presentados, de bonitas hechuras y de juego desigual. Destacó la calidad del 2º. Manejable el 1º. Complicados 3º y 4º. Y dos toros más (5º bis y 6º) de Luis Algarra. El gran 5º, “Impresnado”, número 36, de 492 kilos, negro, fue premiado con la vuelta al ruedo tras pedírsele con fuerza el indulto. El 6º, de buen juego también. 

Alberto Lamelas (blanco y oro), oreja, oreja tras aviso y oreja en el que mató por Galván
José Carlos Venegas (blanco y oro) ovación tras aviso y dos orejas con petición de rabo tras aviso y vuelta del toro en el arrastre. 
David Galván (turquesa y oro), aplausos y cogido. 

*Juan de Pura y El Levantino se desmonteraron tras parear al quinto. 

Dicen que en cuestión de segundos a uno le puede cambiar la vida. En apenas un suspiro, el Coso de La Alameda pasó de la gloria a la tragedia. De la emoción desbordante provocada por un toro extraordinario cómo no se recuerda otro en mucho tiempo, a la conmoción colectiva por el percance más impactante que en esta plaza se haya vivido en los últimos tiempos.

Tendríamos que remontarnos doce años, cuando el banderillero linarense Alfredo González quedó conmocionado en el ruedo tras un percance horrible para rememorar una situación similar tan dramática.

Empujado por el pundonor y la raza que sólo los toreros tienen, cuando el último toro de la temporada quedaba por torear, se fue David Galván a la puerta de chiqueros. Sus compañeros iban a salir a hombros y él se jugaba a una carta conseguir el triunfo y sumarse a la mejor foto de una tarde de toros como es la de la terna a hombros.

Salió el sexto, del hierro de Algarra, y arrolló al de San Fernando llevándolo prendido por la manga de la chaquetilla a una velocidad imparable sin rumbo fijo. Lo arrastró por la plaza, siendo imposible deshacerse por muchos capotes que le echasen. Era un guiñapo a merced de las astas del toro. De puro milagro no se desnucó contra las tablas, cosa que hubiera sido fatal. Pisotones, golpes y volteretas de las que dejan a una persona partida en dos. El brazo, entero, desde la muñeca hasta la axila rajado. Abierto en canal. La escena más agresiva que imaginarse uno pueda en el ruedo.

La dureza de la única fiesta donde se muere de verdad. Quedó Galván prácticamente inédito en su presentación como matador de toros en la Capital del Santo Reino pues en su primero, con un peligro sordo, más que torearlo tuvo que defenderse, mostrando Galván que en la cara del toro la cabeza le rige. Nos quedamos con las ganas de ver a un jovencísimo matador con una proyección enorme.

El toro causante del desaguisado, a pesar de ello, fue un buen toro. Lamelas tuvo que hacerse cargo de su lidia y muerte, en una faena repleta de temple y que sirvió para refrendar una importante actuación ayer. El primero fue brusco, el segundo suyo algo mejor, al que llegó a torear por la derecha con mucha profundidad. Convenció Lamelas por su firmeza y lo asentado de su toreo. En ambos toros, fue prendido con mayor aparatosidad en el segundo de ellos, recibiendo un fuerte varetazo.

Y al margen de la importante actuación de Lamelas y el trágico percance de Galván la corrida tuvo su momento álgido en el quinto. Fue devuelto a los corrales el toro titular de Apolinar Soriano, y como sobrero saltó al ruedo jienense un toro de Algarra…de ensueño. Un toro para soñar el toreo y no despertar del sueño.

Dicho sea, la lidia al mismo fue horrenda. En el brindis de Venegas a su cuadrilla el toro se fue flechado hacia el personal y en medio del cuerpo a tierra por pocas se lleva a un picador por delante y cómo no sería que Venegas hubo de improvisar el inicio de faena llegando incluso a torear con la montera. Todo ello no deja de ser una anécdota dentro de un auténtico faenón posibilitada por el toro “Impresnado”. Bravura, recorrido, clase, codicia, nobleza…más que un toro parecía un carretón.

Venegas lo toreó a placer. Apostó el de Beas de Segura por lucir al toro, citándolo a unos veinte metros de distancia y el torero se emborrachó de toreo al natural. Puro espectáculo.

Pidió el público el indulto, y francamente acostumbrados como nos hemos tenido que acostumbrar a indultos de conveniencia, chinchinabo y dudoso merecimiento, la muerte de este toro supo a injusticia. Un toro así no se ve todos los días. Un toro así de emocionante e importante no salta al ruedo con tanta frecuencia. De esta faena y de este toro nos estaremos acordando durante años. Y de la negativa del palco también.

Antes de esta faena para el recuerdo Venegas se había pegado un arrimón de campeonato con el primero. Inició la faena por “Veneguinas”, muletazo de su creación, y al ir quedándose corto el toro apostó Venegas por el toreo de cercanías.

Tanto Alberto Lamelas como José Carlos Venegas brindaron lo mejor de sí mismos en una tarde vivida con intensidad. Son jienenses ambos y han demostrado que Jaén tiene toreros que de no ser por la situación actual de la Fiesta, podrían perfectamente hacerse con un puesto y un hueco en el escalafón con todo merecimiento. Andan sobrados de ganas, las oportunidades las aprovechan y su capacidad en la cara de los toros va en aumento.

¿Quién dice que en Jaén no tenemos toreros?. 

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