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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 28 de febrero de 2015

Mérida-Venezuela: Tipicidades Taurinas / por Eduardo Soto




"...A mi nivel de incompetencia, me tengo que conformar con un mero sobre vuelo de las actuaciones de algunas Comisiones, de sus miembros o de quienes las han presidido, en nuestro mundo taurino nacional. Por supuesto, con espíritu constructivo y sin mencionar personajes, lugares ni fechas, pues no estoy interesado en el Escapulario de Oro de la Antipatía, ni en vulnerar el obligatorio respeto cuando hay alguna dama de por medio y uno que otro difunto..."

Tipicidades Taurinas

Eduardo Soto Álvarez**
Mérida, 27 de Febrero de 2015
En esta época, cuando llueve a cántaros sobre el tejado de la Comisión Taurina merideña, muchos se preguntarán sobre la mejor manera de conducir una de corridas de toros y la utilidad las Comisiones Taurinas Municipales al respecto, al menos tal y como están concebidas actualmente.

Al tratar de responder esta interrogante, se plantean dos caminos: El sesudo análisis de su origen, examen comparativo de organismos similares en varios países y el balance de los resultados ofrecidos. Esto lo dejo a los estudiosos de la tauromaquia y a sus laboratorios taurinos capaces de determinar si lo de Ignacio Sánchez Mejías aconteció exactamente a las cinco de la tarde. 

A mi nivel de incompetencia, me tengo que conformar con un mero sobre vuelo de las actuaciones de algunas Comisiones, de sus miembros o de quienes las han presidido, en nuestro mundo taurino nacional. Por supuesto, con espíritu constructivo y sin mencionar personajes, lugares ni fechas, pues no estoy interesado en el Escapulario de Oro de la Antipatía, ni en vulnerar el obligatorio respeto cuando hay alguna dama de por medio y uno que otro difunto.

Recuerdo por propia vivencia o porque ya forman parte de nuestro folklore taurino, situaciones como aquélla en que un militar, Presidente de la Comisión y del Festejo, fue desautorizado en plena Plaza por el Alcalde local, militar de mayor rango por añadidura, quien usurpando el poder taurino, ordenó la concesión de trofeos adicionales a uno de los toreros actuantes esa tarde, cuando el sol arriba era fragua y el corazón de Sevilla se estaba quemando en un Estado, de cuyo nombre no pienso acordarme.

Otra recuerdo que viene a mi memoria con meridiana claridad, ocurrió en una Plaza cuando, en sus arenas protegidas contra las inclemencias del tiempo más no de las provenientes del género humanos, un veterano miembro del colegio taurino local, quizás recordando su propia borla universitaria y ante la mirada incrédula de muchos de los presentes, dispuso la entrega de un título en el que se certificaba la condición de Matador de Toros a un buen diestro del terruño, quien pasó entonces a ser único en el mundo por tan curiosa manera de confirmar Alternativa. Por varios días no dejó de rondar por mi cabeza la idea de solicitar diploma de picador, pue no tendría opción a ninguna otra categoría, por razones de mucho peso. En distinta ocasión, en el mismo teatro de los acontecimientos, la Comisión Taurina dejó desierto el Palco Presidencial, negándose a presenciar la actuación de un joven profesional de la tauromaquia, quien ya despuntaba como gran figura en ciernes de nuestra torería, convalidando ipso facto directrices políticas arbitrarias e irritantes. Por si solo, este par de hechos insólitos permitiría a cualquier coliseo acceder, con absoluta certeza, cuando se escriba, al Libro de Guinness de la Tauromaquia.

Adentrándome más en el paisaje, parece ser que en cierta ocasión, encontrándose de paseo por los pueblos del Sur del estado más cordillerano del país, un distinguido miembro de una CTM fue invitado por la parroquia taurina local a presidir un festejo menor que se efectuaba esa tarde. El Presidente entusiasmado por el juego ofrecido por uno de los novillos, ordenó la vuelta al ruedo de sus despojos. Los encargados de tal faena, no compartieron la decisión presidencial, quizás debido a la falta de mulillas de arrastre o de la necesaria ayuda mecánica para llevarla a cabo, por lo que respondieron desde la arena y en dirección al Palco, con la tradicional seña a dos manos que usamos en Venezuela, cuya mayor o menor sonoridad y el número de repeticiones, guarda proporción directa con la rotundidad del rechazo en cuestión.

Más hacia el centro de nuestra geografía, se nos presenta el caso de un Presidente de Comisión, quién a la vez se desempeña como Mayoral de una ganadería, pero que tiene la decencia de declinar la Primera Magistratura del Festejo cuando se lidian reses de ese hierro. No obstante, tal coso tiene el record de mayor número de premios concedidos en una tarde, lo que demuestra la profunda y desmedida vocación auricular de la Comisión Taurina local. Supongo que muchos de los trofeos hayan sido concedidos sin ánimo de apuntalarse en la cabecera de las estadísticas del género, sino más bien son producto de una generosidad taurina ejercida en exceso.

Alguna vez el azar me hizo estar presente en una improvisada tertulia post corrida, a la que fueron llegando un creciente número de miembros, incluso presidentes, de varias CTM de la región. Por supuesto que no desperdiciaron la oportunidad para conversar sobre sus quehaceres comunes y el mejoramiento de la cooperación entre las distintas Comisiones. El Presidente de una de ellas trataba, con machacona insistencia, de tomar la palabra, lo que hizo pensar que tenía un importante mensaje que dirigir a tan taurina concurrencia. Cuando al fin el personaje desembuchó su aporte, era más bien una queja por la falta de trato democrático e igualitario entre las Comisiones, puesto que a él, Presidente en un pequeño pueblo pero de larga tradición taurina, no le habían dado ni siquiera un mísero pase de callejón. Quizás hasta razón tendría. 

Entiendo que nuestras Comisiones Taurinas se han reunido varias veces para tratar de armonizar posiciones y redactar un reglamento taurino de alcance nacional. Pero han sido hasta el momento intentos fallidos. Hubo incluso uno de ellos en que a última hora no hizo acto de presencia el Presidente de una CTM, quién además era Secretario en funciones de esos encuentros y encargado de presentar el proyecto de reglamento, lo que terminó por dar al traste con tan interesante iniciativa. 

También entiendo que algunas Comisiones han organizado su funcionamiento interno y han establecido la rotación de su Presidencia, seguramente con el propósito de tratar de mejorar sus actuaciones y no con el mero afán de satisfacer vanidades individuales de sus miembros. Sin embargo, a veces hacen excepciones con desgarramiento público, que pudiera parecer exceso de celo regional, salvo por el hecho que el renunciante fue sustituido por otro oriundo de la misma patria chica. El tiempo se encargará de despejar las dudas.

Tal Comisión tiene el problema de dilucidar sus diferencias con ademanes que son percibidos por el público en la Plaza y que a veces acarrea descortesías con el matador de turno, quien trata de llamar la atención del Presidente para solicitar su venia, terminando por obtenerla de cualquier miembro del Palco cuya atención logre captar.

El espectáculo del callejón rebosante desdice mucho de la categoría de la Plaza y es en verdad inaceptable, puesto que tal explosión demográfica tiene incidencias prácticas que afectan negativamente el buen desarrollo de la lidia. Las pinceladas políticas que con cierta frecuencia hacen erupción en los tendidos se justifican, no solo por la actual coyuntura, sino también por la tradicional garra política de que ha hecho gala la población local, en particular sus jóvenes, a veces vilmente asesinados. Para abundar en detalles, que es donde dicen que reside el diablo, debe ser la única Plaza del mundo, donde también se canta el pasodoble insignia que acompaña el Paseíllo, con la consiguiente pérdida de solemnidad del acto formal que da inicio al Festejo.

Aquí cierro la tanda, pues no es el momento de entrar en valoraciones de su tarea más medular, que por cierto la última vez no anduvo tan descaminada. Pero la Comisión que rige festejos taurinos tan importantes, tiene especial responsabilidad en esmerarse cada vez más en el desempeño de sus responsabilidades. Dios quiera que esté a la altura de las circunstancias.

Bueno amigos, en todas partes se cuecen habas y la sabiduría popular nos indica que mal de muchos consuelo de tontos.

Así pues, sin sacar por ahora el tren de aterrizaje, termino esta reláfica de anécdotas cuyo único propósito era incitar a la reflexión sobre la mejor manera de asegurar el máximo acierto de las Comisiones Taurinas en la conducción de los festejos. A lo mejor en un futuro, cuando escampe, me atreva a esbozar algunas ideas a ese respecto.

**Eduardo Soto Álvarez, nacido en la taurinísima Tovar, es un preclaro y entusiasta aficionado, y emérito Embajador de Venezuela.

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