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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 29 de marzo de 2015

Es la hora del arte, del arte de torear. / por José Aledón



"...En las últimas décadas (demasiadas ya) ha habido una no sé si deliberada tendencia a identificar el arte en los toros con ciertas características de dos de las Bellas Artes: la danza y la escultura. Según esa deriva, todo lo que no sea más o menos coreográfico en el acto de torear, carece de arte..."

José Aledón
Con todos mis respetos, creo que esa sí es la hora del arte, del arte de torear, como lo llamó José Delgado “Illo” cuando inspiró su “Tauromaquia o Arte de Torear”.

En las últimas décadas (demasiadas ya) ha habido una no sé si deliberada tendencia a identificar el arte en los toros con ciertas características de dos de las Bellas Artes: la danza y la escultura. Según esa deriva, todo lo que no sea más o menos coreográfico en el acto de torear, carece de arte. Incluso ciertas actitudes caprichosas de ciertos matadores son aceptadas y hasta jaleadas como “genialidades” propias de un músico, pintor, escultor, etc.

Como era de esperar, para lograr esa euritmia se tuvo que modificar en lo posible (sin perder las apariencias) la materia prima con la que el “artista” trabaja: el toro, antaño llamado de lidia, hogaño toro artista… con el resultado que todos conocemos. Peligro tiene también ese toro, naturalmente, al igual que el bailarín puede sufrir lesiones si no cuida su entrenamiento o actuación pero, todos sabemos que no es ese el peligro que ofrecía el toro con el que se las vieron Pepe-Illo, Romero, Lagartijo, Guerrita, Joselito, Belmonte o Domingo Ortega. 

El arte de torear, tal y como lo concibieron los grandes maestros citados, tiene sobre todo que ver con el sentido primigenio del vocablo, tal y como nos lo legó Grecia: tekné o técnica. Así lo entendió Pepe-Illo, pues en su época no existía el toro artista, aunque sí había ya excelentes pintores y escultores… Ese es el sentido del “arte de navegar” o del “arte de curar”. No imagino a un capitán en el puente de su barco “poniéndose bonito” para trazar el rumbo correcto de la nave o resolver un problema inesperado. Tampoco imagino a un cirujano haciendo lo mismo mientras lleva a cabo una complicada intervención en el quirófano. La estética nunca estará por encima de la eficacia en tales casos. Tampoco en el toreo.

El arte de torear equivale a poseer la TÉCNICA necesaria para poder resolver los problemas que un toro problemático (no artista) pueda crear en el ruedo. Si, además el torero (matador, picador o banderillero) puede ofrecer una imagen elegante de su trabajo, tanto mejor.

Espero que el arte, el auténtico arte de torear, brille pues con todo su esplendor de la mano de Iván Fandiño mañana 29 de Marzo en el ruedo de las Ventas. ¡Suerte, maestro! 

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