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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 7 de marzo de 2015

Olivenza: Gines Marín sobresalió en la primera de feria / por J. A. del Moral


Natural de Ginés Marín en Olivenza. /Foto la Razón/
  • De cuanto vimos, solo me quedará el recuerdo de la doble actuación de Ginés Marín.
  • Los oliventinos y la presidencia le regalaron a Terrón los despojos auriculares que cayeron en sus manos.
  • Sin tocar pelo, pasaron el trance Francisco José Espada y Varea.

Gines Marín sobresalió en la primera de este año en Olivenza

!Con qué ganas de ver toros llegamos cada año a Olivenza¡ Y para empezar, una novillada. Ilusionante cita por la participación de dos novilleros a los que vimos el año pasado y nos encandilaron: Ginés Marín y Varea. Ambos tuvieron que actuar después de que lo hicieran Francisco José Espada y Luís Manuel Terrón. Demasiados alternantes e insufrible festejo por la largura de su duración. Mucha gente en los tendidos. Un casi lleno aparente. Frío progresivo y pronta la noche. La novillada de Alejandro Talavante, muy variada de pelo y muy desigual en presencias, sobre todo de caras, resultó tan noble como blanda en distintos grados. El más deslucido fue el primer novillo de Varea por su invalidez. Y los demás, francamente manejables sin mayores problemas que su falta de fuerza y de casta. Lo de siempre.


De cuanto vimos, solo me quedará el recuerdo de la doble actuación de Ginés Marín. Se distanció mucho de sus colegas por sus innegables virtudes. Valor, sitio, resolución, facilidad, naturalidad, temple a raudales y clase de elegido. Cortó orejas y salió a hombros. Pero mereció más si comparamos su quehacer con los de sus compañeros.

Los oliventinos y la presidencia le regalaron a Terrón los despojos auriculares que cayeron en sus manos. Y es que a sus indudables ganas, Terrón añadió toneladas de vulgaridad. Premios engañosos que siempre anuncian muy poco futuro.

Sin tocar pelo, pasaron el trance Francisco José Espada y Varea. Espada empezó bien y terminó mal. Se enredó destemplado en las segundas partes de sus faenas y sus dos enemigos empeoraron por su culpa.

De Varea esperamos más de lo que dio. Quedó inédito con su flojísimo primer novillo, el que hizo de cuarto, y se mostró muy capaz aunque sin dejar el sello que le descubrimos la pasada temporada con el último de la inacabable jornada.
Cuando murió el cuarto de la tarde, muchos hubiéramos preferido que en la segunda parte actuaran solamente Marín y Varea. Fue una pena que lo bueno, lo mejor, quedara envuelto en interminables aunque de seguido olvidadas labores.

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