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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 17 de abril de 2015

2ª de feria en Sevilla.- Nazaré, único superviviente de una buena corrida de Fuente Ymbro / por J. A. del Moral



¿Otras tres patas para un banco? Uno va siempre a los toros con la esperanza intacta aunque también con la mosca detrás de la oreja cada vez que ponen a toreros no del todo contrastados. Vamos a ver qué hicieron ayer Nazaré, Saldivar y el mayor de los Jiménez de Espartinas con una corrida de Fuente Ymbro,

Nazaré, único superviviente de una buena corrida de Fuente Ymbro

Sevilla. Plaza de la Real Maestranza. Jueves 16 de abril de 2015. Tarde medio nublada con algo de viento y un cuarto escaso de entrada.

Seis toros de Fuente Ymbro, muy bien presentados y de juego desigual predominando los acentos positivos. Manejable y encastado, no fácil pero posible el primero. Violentón y nada fácil el segundo. Noble y muy encastado el tercero. Un gran toro en cuarto, muy ovacionado en su arrastre. Con fuerza, que no tuvo, el quinto también habría sido un gran toro. Indefinido por falto de fuerza en sexto.

Antonio Nazaré (marino y oro): Estocada, ovación con saludos. Estocada, oreja. Fue atendido de un contusión costal en hemitórax y varetazo en región occipital como consecuencia de la cogida que sufrió
Arturo Saldivar (ciclamen y oro): Pinchazo y media tendida muy trasera, silencio. Estoconazo y dos descabellos, silencio.
Javier Jiménez (papagayo y oro): Pinchazo y estocada, gran ovación con saludos.Tres pinchazos y estocada, silencio.

¿Otras tres patas para un banco? Uno va siempre a los toros con la esperanza intacta aunque también con la mosca detrás de la oreja cada vez que ponen a toreros no del todo contrastados. Vamos a ver qué hicieron ayer Nazaré, Saldivar y el mayor de los Jiménez de Espartinas con una corrida de Fuente Ymbro, sobre el papel lo más interesante del festejo cual, por cierto aconteció. Aposté a medias por el mexicano Saldivar aunque de Nazaré queda en mis recuerdos más recientes la tarde en la que cortó dos orejas de un toro y luego no estuvo en la misma medida con el que tuvo que matar por la gravísima cogida que sufrió El Juli que en su anterior actuación del Domingo de Resurrección cuajó la mejor faena que le hemos visto de entonces acá. En cuanto a Javier Jiménez, cuenta mucho entre sus éxitos de Sevilla la oreja que cortó el año pasado la tarde de su alternativa. Había esperanzas fundadas, pues, en su inminente quehacer. Pero vamos a los detalles.


Muy alto fue el negro primer toro de Fuente Ymbro que, tras salir distraído y andarín, llego a un burladero sin rematar. Nazaré le enjaretó en el saludo unos delantales a pies juntos decentitos. Mostró poder en el primer puyazo y se quedó corto en las forzosamente ceñidas chicuelinas en el quite del matador. Cumplió en el segundo puyazo recibido en dos trancos y apenas colaboró en el breve quite del mexicano Saldivar. Llegó muy parado a banderillas. Pero no así a la muleta, comportándose con cierta codicia aunque tardeando. Nazaré lo toreó en redondo con mucha sonoridad y no siempre con los debidos mando y temple hasta ser desarmado. Con la izquierda y al dar un segundo natural, resultó cogido de mala manera. Repuesto del golpe tras ser remirado en tablas, volvió a la cara del toro para repetir con la derecha con franca decisión en dos tandas meritorias. Cruzado y citando con el pico de la muleta dio las mejores pases que ligó al de pecho. Es lo que debió hacer desde el principio. A estos toros que se vencen es la mejor manera de meterlos en cintura. La estocada casi entera a volapié fue certera y eficaz.

El cuarto certificó la imponencia de la corrida. Nazaré ganó terreno en sus verónicas de recibo que el toro acepto brioso. Bravo y con poder se mostró el galán en el primer puyazo. Y también en el segundo aunque salió suelto. Quite de Saldivar por limpias gaoneras. ¡Hay toro¡. Muy pronto en banderillas. Nazaré se fue a los medios para brindar y allí inició la faena con la derecha. De menos a más y a mejor los redondos que ligó a los de pecho. Música y olés. Emoción y torería que al natural brillaron con acompañamiento entusiasta de los espectadores. Regodeo de nuevo por redondos. Y siempre el animal vendiendo su cara y a la vez su muy noble embestida. Un gran toro y una faena digna de tan completo oponente aunque fue toro de los que había que cantarlos en latín. Su nombre no era bonito, “Turulato”, pero su bravura, su casta y su nobleza, de nota muy alta. Estocada trasera algo tendida que, sin embargo, fue eficaz. Nutrida petición de oreja, prontamente concedida así como la vuelta para el toro. Debió concederla el palco. Estos presidentes sin criterio propio son la monda…

Arturo Saldivar se enfrentó al muy serio segundo, un tío con toda la barba que salió con alegría y pronto a las llamadas aunque luego suelto. Sensación de estar ante un toro de verdad por hechuras y comportamiento. Lástima que renqueara de patas y amagara con perderlas. Se quedó corto echando las manos por delante en los intentos capoteros del mexicano. Se defendió en el primer puyazo. Muy valiente y quietísimo Javier Jiménez en su quite por tafalleras. Cubierto sin problemas el tercio de banderillas, Saldivar brindó al público una faena que empezó con la derecha por bajo antes de sacar al toro a los medios para pasarlo en redondos con determinación y donosura en algún muletazo que el toro no aceptó con facilidad por brusco y violentón. No terminó Saldívar de hacerse con el animal. Y casi lo mismo con la izquierda. Volvió por ello a la derecha aunque con brevedad y cambió de espada para entrar a matar. Pinchó de mala manera antes de dejar media espada muy atrás y tendida.

Saldivar se fue a porta gayola para recibir al quinto con una larga cambiada de rodillas. Tan cerca se arrodilló que el toro casi le arrolla al salir. Tuvo que agacharse para librarse de la cogida. Luego le pegó otra en el tercio y varios intentos a la verónica, frustrados por la evidente blandura de remos del animal. Fue galopando desde lejos en el primer encuentro con el caballo. Y lo mismo en el segundo perdiendo las manos al salir del embroque. Una pena porque este toro con más fuerza también hubiera sido superior. Pese a su flojera, también galopó en banderillas. Toro para mimar a media altura. Y, luego, ya veríamos…No estuvo mal para empezar el trasteo. Pero pronto falló el necesario e imprescindible temple. No obstante, algún natural tuvo cierta factura. Empeñoso sí que estuvo el mexicano. Por encima del animal. Por eso fue respetado e incluso aplaudido a rachas por el sabio público de La Maestranza. Estoconazo y dos descabellos.

El castaño tercero no desmereció de sus hermanos anteriores en presentación. Otro tío. Desarmó a Javier Jiménez al intentar que pasara con el capote. Cumplidor aunque suelto en los dos puyazos, pasó a banderillas sin quites. Muy bien en palos Lipi pese a lo que espero el animal que también persiguió poniendo en apuros a al peón Víctor Cañas. Bien empezó Javier su faena con la mano derecha. El toro llevaba cosas buenas dentro y el de Espartinas se las supo sacar con firmeza, temple y el garbo propio de los de su tierra pese al desarme que sufrió en uno de pecho. Muy bien puesto y con mucha soltura al natural hasta volver a ser desarmado. Una pena porque la cosa iba de lío. Retomó el trasteo la importancia que había tenido sobre ambas manos en su tramo final aunque sobró el arrimón. Perdió una oreja al pinchar.

Cerró plaza un sexto negro zaino a tono con el resto del envío en cuanto a presencia. Pero, ay, un volantín al salir de un capotazo antes de ser picado, nos estropeó el pasodoble. Lo acusó el burel en varas. ¿También en el resto de la lidia? El ya único triunfador de la tarde, Nazaré, quitó por chicuelinas. Escarbó y se dolió en palos el burel. Por fortuna, rompió a mejor de lo esperado en la muleta. Bien en los medios con la derecha Javier aunque tuvo que perder pasos entre pase y pase. Pausó el trasteo para que el toro aguantara. Y no perdió la moral pese a los imponderables. Los inevitables desajustes que llegaron al intentar torear demasiado cerca del toro y lo largo del empeño, cansaron a parte del personal. Pinchó en exceso.


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