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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 6 de julio de 2015

Ferias de junio, tardes de toro medio y meriendas enteras / por Pedro Javier Cáceres




"...Porque La Fiesta es algo más que las grandes ferias. La Fiesta es del pueblo, de ese que se compensa así mismo, cuando llega junio, y a menos toro…. más merienda..."


Ferias de junio, tardes de toro medio y meriendas enteras

Pedro Javier Cáceres / 05/07/2015
Mi historia de hoy va de ferias en el mayor sentido de la palabra.

Una feria no solo son los toros; es el ocio completo: gastronomía, copitas, bailongo; teatro, conciertos; pasacalles, charanga, peñas, colegueo… buen rollo. Y los toros, su pivote principal no puede ser menos divertido.

Pasado Madrid, junio, hasta llegar Pamplona, es un mes de alivio para los toreros. 

Son ferias de lo que se llama el “toro medio” – no confundir con el “medio toro”, que también se cuela- sino el bovino en tipo, no de asustar por delante, descargado de peso y por lo tanto con movilidad para pegar pases, y por desarrollo biológico un punto menos áspero que en marzo y menos pleno que en abril y mayo. Y así darse, los toreros, un festín de orejas. 

Embestir, torear y abrir la Puerta Grande con peso, puede que sea otra cosa. Aunque el toro bravo y el buen toreo también acaece en estas ferias aunque el triunfalismo las engulla. Las que se van por las que se viene. Contrapeso.

Es jamón de york, pechuguita de pavo, en definitiva dieta blanda para matadores y cuadrillas, como un sándwich, entre San Isidro y San Fermín. El equilibrio: etapas llanas entre dos puertos de montaña de 1º categoría.

Con este ambiente tan sólo los triunfos rotundos distinguen el paso de unos toreros a otros. Si bien eso queda para el escrutinio de la crítica especializada.

Pero todo es válido si se asimila. Es más, es bueno que la gente se divierta en los toros y salga satisfecha. Es el mejor recuerdo para que vuelvan. Es bueno que el torero se sienta querido. Y los ganaderos reconfortados con vueltas al ruedo e indultos. Que los protagonistas alimenten su autoestima. 

Al fin y al cabo son evaluaciones y no exámenes decisorios de futuro. 
El peligro es que ante el aluvión de triunfos, los protagonistas y los leotarderos se auto equivoquen; pero ese es su problema.

Porque La Fiesta es algo más que las grandes ferias. La Fiesta es del pueblo, de ese que se compensa así mismo, cuando llega junio, y a menos toro…. más merienda.

1 comentario:

  1. Desde hace bastante tiempo he sido, y soy, asiduo lector de lo que escribe Pedro Javier Cáceres. Encuentro que Cáceres es un periodista serio, ponderado, claro y frontal en sus opiniones, a la vez que trata siempre de ser objetivo y opinar con serenidad y equilibrio acerca de los hechos de la Fiesta. Dicho esto, debo manifestar que en el presente artículo Pedro Javier manifiesta algo con lo que no estoy en lo absoluto de acuerdo. Me refiero a su afirmación de que "Pero todo es válido si se asimila. Es más, es bueno que la gente se divierta en los toros y salga satisfecha." Y no estoy de acuerdo con esta afirmación porque en mi ya larga vida de aficionado, he mantenido y mantengo que para mi modesto concepto la Fiesta de los Toros no es un asunto de "diversión", sino de "emoción". Es más, equivocado o no, toda mi vida he mantenido que si una Corrida de Toros no me emociona, me aburre solemnemente, pero jamás me divierte. Entiendo a la diversión como algo generalmente efímero, pasajero, que dura lo que dura el objeto de la diversión, apenas horas en la mayoría de los casos. La emoción, en cambio, traciende la epidérmis, va más allá del momento, hace raíz en el espíritu y en la memoria y nos hace vibrar cuando recordamos un hecho emotivo, años después de que este haya sucedido. Porque sino, hoy en día los aficionados con mayor edad en todo el mundo, se acuerdan de faenas gloriosas de Antonio Ordóñez, de Antono Bienvenida, de Pepe Luis y Manolo Vásquez, de Paco Camino, de El Viti, de Curro Romero, de Paula, y de tantos otros. Estoy seguro de que recuerdan esas faenas no porque se divirtieron un par de horas, sino que se emocionaron unos pocos minutos y esa emoción quedó grabada con tinta indeleble en sus almas y en sus espíritus. Eso es lo que para mi significa la Fiesta, y me temo que el día que haya un consenso de que a los toros hay que ir a divertirse, estaremos acabando con lo que es la naturaleza, la escencia misma de la Fiesta: La Emoción.

    Patricio Maldonado
    Aficionado Ecuatoriano

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