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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 7 de enero de 2016

Joan Ribó, alcalde de Valencia, desconocedor y/o malintencionado / Por Carlos Bueno



Quienes mejor ejemplo de respeto y espíritu democrático deberían dar son nuestros representantes políticos, a quienes hay que exigir un mínimo conocimiento de las distintas materias que deben abordar en su legislatura. Sin embargo algunos se empeñan en actuar de forma irrespetuosa y dictatorial. Casos como el sucedido en Valencia, donde el alcalde comparó a los aficionados taurinos con quienes practican la ablación o la violencia machista, son un claro ejemplo de ello.

  • Trabajo tienen las Asociaciones que pretenden defender la tauromaquia a partir de la legalidad. Blanco y en botella. Hay un montón de individuos que se lo están poniendo fácil. ¿A qué esperan?

Joan Ribó, alcalde de Valencia, desconocedor y/o malintencionado

Siempre he pensado que la mayoría de quienes pretenden prohibir los toros hablan desde el más completo desconocimiento. Nada saben de la liturgia, seriedad y verdad de la tauromaquia, ni de los esfuerzos, sacrificios y desvelos de ganaderos y toreros, ni de las emociones que provoca el toreo, ni de la economía que genera el sector, ni del beneficio medioambiental que suponen las ganaderías, ni del respeto que se le profesa al toro, ni del arte que conlleva, ni de su historia… 

Mantengo mi convencido sobre su ignorancia. Por supuesto que respeto a quienes, con conocimiento de causa, no comulgan con esta afición. Lo que no es de recibo, pienso que ni tolerable, es que se continúen vertiendo falsedades y difamaciones sobre la tauromaquia, y no ya desde el desconocimiento sino desde la intencionalidad más vil. En las redes sociales se sigue publicando que a los toros se les pegan palizas antes de salir al ruedo, que se les embadurnan los ojos para que no vean bien, que se les droga y no sé cuántas atrocidades más. Mentiras que a fuerza de ser repetidas mil veces mucha gente cree sin la mínima duda. Es fácil, muy fácil, encontrar a los autores de estas falacias, auténticos delincuentes susceptibles de ser procesados por delitos de injurias y calumnias.

Más fácil todavía es señalar y denunciar a los políticos que se dedican a hacer lo mismo desde su cargo público. Viene esto a cuenta del último Pleno celebrado en el Ayuntamiento de Valencia, en el que Joan Ribó, alcalde de la ciudad por Compromís, llegó a comparar –como antes otros hicieron- a los aficionados a los toros con torturadores, maltratadores o inquisidores, baremándoles del mismo modo que a quienes practican la ablación o la violencia machista. Después de tanta vejación, y tras descubrir la presencia de varios representantes de peñas y entidades taurinas, el señor Ribó moderó su discurso para acabar sentenciando que, en cuestión de festejos populares, prohibirá todo aquello que no se ajuste a la ley. ¿De verdad el alcalde de Valencia no sabe que lo que está fuera de la ley ya está prohibido? ¿De verdad desconoce que existe un Decreto de ‘Bous al Carrer’ con severas normas de seguridad que se cumple a rajatabla? Si realmente es un completo ignorante en la materia, no debería hablar de forma tan tajante y mucho menos insultar de manera tan prepotente. 

Tampoco se quedó atrás en desorientación taurina un dirigente de Ciudadanos, que alegó en el mismo acto que su grupo no está de acuerdo con que se mate al toro en la calle. ¡Qué osadía más grande hablar de algo de lo que no se tiene ni la mínima idea! En los festejos populares el toro no muere en la calle, y si eso tan simple no lo saben nuestros representantes políticos es que no merecen representarnos. Quizá sí lo sepan y sólo se trate de una estrategia, de más mentiras que, a base de reiterarlas, muchos acaben creyendo para que la animadversión hacia los toros siga creciendo. En un ejemplo de lo que nunca debería ser la democracia, la sesión concluyó con la negativa a que los aficionados pudiesen exponer sus argumentos y defenderse de tanta calumnia.

A mí me representan los políticos de izquierdas y de derechas que defienden sus ideologías desde la verdad y el respeto, pero no los embusteros, difamadores e injuriadores. Ni se deberían tolerar sus declaraciones ni las de algunos personajes televisivos, caso de Risto Mejide, que llama asesinos en serie a los toreros. Trabajo tienen las Asociaciones que pretenden defender la tauromaquia a partir de la legalidad. Blanco y en botella. Hay un montón de individuos que se lo están poniendo fácil. ¿A qué esperan?

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