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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 27 de junio de 2016

¿José Tomas ayuda? / por Ricardo Díaz-Manresa


José Tomás en su reaparición en Jerez
Se declaró independiente, va a lo suyo descaradamente y no parece que le importe mucho defender la fiesta en estos momentos difíciles. Pero las televisiones están con él y lo cuidan...aunque no se deje televisar nunca.

¿JT ayuda?

Procuro no escribir sobre JT porque no estoy de acuerdo con sus temporadas –es un decir- de dos, tres o cuatro actuaciones y porque siempre, como periodista independiente que siempre he querido ser, y ahí sigo, deseo escribir lo más objetivamente posible que pueda un ser humano, siempre imperfecto.

Este año el gordo de su presencia le ha tocado ya a Jerez y Alicante y le va a tocar también a Huelva y San Sebastián
.
En primer lugar creo que una figura del toreo, y JT lo es e indiscutible, debe estar en todas las ferias importantes para hacer la temporada. Aunque naturalmente el que se juega la vida es él y puede hacer lo que quiera…si los públicos se lo permiten.

Y parece que sí, que se lo permiten. Es más: los tiene extasiados. Y compran el abono al que les obligan para toda la feria asegurando la actuación del torero de los cuatro nombres propios (José-Tomás-Román-Martín).

Y mueve mucho a los medios informativos porque para la mayoría no hay más torero que él y lo tratan como a un mito, como a una excepcionalidad y, claro, el cotarro se anima y nos recuerdan que ha vendido tantos miles de abonos y que ha abarrotado hoteles y restaurantes de la gente que le sigue, que hay bastante, y de los curiosos, que son buen número. Lo hemos visto en Jerez y más todavía en Alicante donde se han aireado más todas estas circunstancias.

Antes de su retirada no era así pero cambió radicalmente el ambiente en cuanto reapareció llevando la política social y mediática a lo Greta Garbo, siempre desaparecida y creando en la mente de los admirados exageraciones sin cuento.

Pues sí, mueve el ambiente, no se deja televisar seguramente más por miedo para no romper su aureola que por estrategia de marketing, que también (el que lo quiera ver que pague). Política que empezó cuando lo apoderó Enrique Martín Arranz : a unos poquísimos periodistas nos preguntaba de si tele sí o no para aplicarla a la carrera de José Miguel Arroyo “Joselito”. 

Pero todo esto vale para mover las aguas muy de cuando en cuando de un lago demasiado tranquilo y en claro peligro, lo que no parece importarle. Las apariciones son para reforzar su figura y llevarse el manso, dinerales, con todo estudiado hasta las entradas para los amigos y simpatizantes. Todo en su interés exclusivo.

Promocionar, ayudar y defender el espectáculo, algo cuestionado ahora, de los toros sería haber estado en Barcelona dando la cara en el Parlamento catalán y en la calle y en manifestaciones porque era el que tenía más fuerza, pero ahí se quedó todo.

O haciendo declaraciones en contra de esa prohibición que en Cataluña se veía venir, y no dijo ni una palabra cuando los de Bildu se cargaron la Semana Grande, ahora Pequeña, Pequeñita, de San Sebastián ni en todos los sitios (Mallorca, Coruña, ahora Valladolid y Santander etc) que quieren cargarse el espectáculo estas autoridades del sunami, incluída Madrid y su Manuela, ¡ay Manuela!, ¡ay Manuela!

O sea, mudo o indiferente. Nada de nada de nada pero muchos esperando que “el resucitado” diga, con cuentagotas, donde piensa torear, si es que se digna.

Ni Ronaldo ni Messi se limitan a jugar cinco partidos amistosos de exhibición, sino que dan la cara en Liga, Copa, Copa de Europa, torneos intercontinentales, y en sus respectivas selecciones nacionales. Lo contrario no se lo permitiría el fútbol.

Pero los toros sí. Aquí puede hacer lo que le dé la gana aunque el espectáculo agonice, que no es el caso, pero si sucediera no esperaría más de él.

Lo hubiese querido ver en Cataluña y no apareció, salvo en la corrida final y triunfal de la tristeza. Hacía más falta fuera como el resto de las figuras del toreo (que todo hay que decirlo)

JT : no es esto, no es esto.

Si no quieres ayudar, dilo, estás en su derecho, pero no nos cuentes milongas mientras tus compañeros se la juegan en todas las de primera viéndole los pitones al de los rizos.

Mientras, aprovéchate de las olas que formas, siempre exageradas o ilógicas.

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