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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 9 de octubre de 2016

Extinción voluntaria de la raza humana / Por Rafael Comino Delgado






"...el asunto es mucho más profundo que toros sí/toros no. Abolir los toros sólo es una pequeña parte de lo que pretenden los animalistas, los que quieren que nos extingamos voluntariamente. También tengo muy claro que quienes manejan todo este asunto no piensan extinguirse voluntariamente, lo que piensan es en enriquecerse..."


Extinción voluntaria de la raza humana

El "Ecologismo profundo" pide a sus seguidores que no se reproduzcan pues entiende que las especies inferiores son las verdaderamente importantes en la naturaleza, mientras que las más desarrolladas, como los humanos, "somos un cáncer para el mundo".

He leído, en el Blog Deltoroalinfinito, un artículo publicado por C.R.V. bajo el título, "Cómo poner correctamente un condón a un perro...", en el que afirma lo siguiente: "Somos la raza animal que ha decidido tomar partido afectivo por otras razas en detrimento de la suya propia. La sensiblería ha dado un golpe de estado a la sensibilidad". Lo finaliza con la siguiente pregunta, en mi opinión, muy oportuna, ¿de verdad creemos todavía que estamos ante una cuestión toros sí/toros no...? La afirmación me parece acertada y para la cuestión planteada yo, al menos, tengo una respuesta clara, que les expondré después de opinar sobre la afirmación.

Efectivamente, algunos de nuestros semejantes han decidido extinguirse voluntariamente en favor de otras razas inferiores, que ni siquiera pueden enterarse de ello, porque son irracionales. No entienden nada. La mayoría de humanos, por ahora, sí entendemos que quien así actúa está totalmente descerebrado, o si quieren una palabra más vulgar, "zumbado". Y no es porque lo diga yo, hay datos fehacientes que lo acreditan.

En Estados Unidos un señor llamado Lees U. Knight, anarquista él, creó, en 1991, el "Movimiento por la extinción voluntaria de la Espacie Humana", con base en Oregón. Es lo que llaman, "Ecologismo profundo", y pide a sus seguidores que no se reproduzcan, para así ir poco a poco extinguiéndose y evitar la degradación ambiental, pues entiende que las especies inferiores son las verdaderamente importantes en la naturaleza, mientras que las más desarrolladas, como los humanos, no son tan importantes. Llega a decir que "los humanos somos un cáncer para el mundo". Cualquiera que esté en su sano juicio se dará cuenta de que sólo pensarlo es una aberración mental de grado superlativo.

En principio uno tiende a pensar que no puede haber nadie con el cerebro tan desestructurado, como para pensar eso, y menos para llevarlo a la práctica, pero sí los hay, y muchos.

Por mi parte no tengo inconveniente en que no se reproduzcan y se extingan voluntariamente todos los que tengan esa ideología; sería un alivio para los que quedáramos, porque yo sí me reproduzco y no quiero extinguirme.

Con respecto a la cuestión planteada, mi respuesta es que, el asunto es mucho más profundo que toros sí/toros no. Abolir los toros sólo es una pequeña parte de lo que pretenden los animalistas, los que quieren que nos extingamos voluntariamente. También tengo muy claro que quienes manejan todo este asunto no piensan extinguirse voluntariamente, lo que piensan es en enriquecerse, como ya lo están haciendo, con la ayuda de los trastornados que les siguen, que tienen varias mascotas, que les ponen el condón al perro, que se comportan con los perros, con los gatos, con las mascotas como si fueran humanos. Les tratan, les hablan, (yo lo he visto muchas veces) como si fueran humanos; celebran cumpleaños y bodas de sus mascotas como si fueran sus hijos; por cierto gastándose un dineral en ello.

Además, la moda de las mascotas está en fase de extensión por ahora, hasta el punto de que en la ciudad donde vivo, Cádiz, a veces voy por la calle y me cruzo con más perros que con personas, porque cada una lleva varios perros. Y lo peor es que algunas son personas a las que tenía por normales.

Lo dicho, no tengo el más mínimo inconveniente en que traten, por todos los medios, de extinguirse voluntariamente. Yo no lo haré.

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