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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

martes, 27 de diciembre de 2016

Rentismo / por Ignacio Ruiz Quintano


Don Ezequiel Puig Maestro-Amado

La Wikipedia glosa como un hito que don Ezequiel fuera uno de los falangistas que hablaron a favor de Manuel Iglesias para conmutarle la pena de muerte por otra de treinta años (que se quedaría en cinco), para luego colocarse en el ministerio más ideológico del Régimen, el de Trabajo, controlado por el falangismo franquista.


  • El joven timonel de la izquierda estatal de España, Pablo Iglesias, sostiene que su abuelo Manuel fue un “demócrata español, socialista y creyente”, pero Hermann Tertsch, con papeles de la Causa General de Madrid, matizó este humanismo cristiano en una Tercera publicada en el ABC por la que, un año después, el hijo del humanista y padre del timonel, promueve una querella contra el periodista.

Rentismo

Abc
Don Ezequiel Puig Maestro-Amado fue un caballero sevillano a un loden pegado. Largo como su nombre. Licenciado en Exactas. Procurador en Cortes de los de toda la vida y concejal perpetuo del Ayuntamiento de Madrid. Paraba por las tardes en el Gregory’s de la calle de Velázquez, igual que don Agustín, cuentarrentista y ex alumno suyo de matemáticas. 

“Hoy va a ser”, se dijo una tarde, delante de los amigos, don Agustín. Y abordó a don Ezequiel. “¿Se acuerda de mí?” “No.” “Fui alumno suyo. Me sentaba con Poldín (Leopoldo Calvo-Sotelo).” “Me acuerdo de Poldín, pero, ya me perdonará, no de usted.” “Usted una tarde nos preguntó qué queríamos ser de mayores. Poldín dijo que ingeniero, y a usted le pareció muy bien. Otro dijo que abogado, y a usted también le pareció muy bien. Pero yo dije que quería ser cuentarrentista, y usted se puso como un obelisco y dijo que en la España nacional-sindicalista no había sitio para los cuentarrentistas, y me expulsó de clase….” “¡Ah, sí! Ahora caigo. ¿Y qué ha sido de usted, buen hombre?” “Ya lo ve: lo conseguí. ¡Soy cuentarrentista!”, exclamó don Agustín, haciéndole, al mismo tiempo, una peineta a don Ezequiel.

La Wikipedia glosa como un hito que don Ezequiel fuera uno de los falangistas que hablaron a favor de Manuel Iglesias para conmutarle la pena de muerte por otra de treinta años (que se quedaría en cinco), para luego colocarse en el ministerio más ideológico del Régimen, el de Trabajo, controlado por el falangismo franquista.

El joven timonel de la izquierda estatal de España, Pablo Iglesias, sostiene que su abuelo Manuel fue un “demócrata español, socialista y creyente”, pero Hermann Tertsch, con papeles de la Causa General de Madrid, matizó este humanismo cristiano en una Tercera publicada en ABC por la que, un año después, el hijo del humanista y padre del timonel, promueve una querella contra el periodista.

¡Quién fuera don Agustín para meterse en Gregory’s y no volver a pisar España!

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