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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 20 de marzo de 2017

9ª y última de Fallas en Valencia. Lecciones de El Juli e indulto de López Simón al sexto de Domingo Hernández / por J.A. del Moral



No faltará la eterna polémica sobre si este toro mereció o no el indulto. El presidente se resistió bastante en sacar el pañuelo naranja pero después de la que le formaron por ordenar la inmerecida vuelta al ruedo del cuarto, debió pensárselo mejor y terminó accediendo al perdón.

Lecciones de El Juli e indulto de López Simón al sexto de Domingo Hernández; ambos a hombros con el mayoral

J.A. del Moral · 20/03/2017
Gran entrada sin llegar al lleno en tarde fresca y algo ventosa. Primero y quinto toros de Garcigrande y los demás de Domingo Hernández, pasables sin excesos en cuanto a presentación, justitos de fuerza y de mediocre juego en distintos grados de manejabilidad. Se salieron de sus hermanos el primero aunque solo por el lado derecho y el sexto que sin ser de vacas, dio un juego brillantísimo por noble, bravo y encastado en la muleta, siendo indultado tras clamorosa petición del público y de cuantos estaban en el callejón con la entusiasta ayuda de quien lo toreó y exprimió, Alberto López Simón (fuscia y oro). Antes, con el tercero, el madrileño anduvo tan desigual como embistió este animal, fallando mucho con los aceros, dos pinchazos, media trasera tendida y cuatro descabellos, aviso y silencio. El Juli (cobalto y oro) se entendió a tope por el buen pitón derecho con el que abrió plaza del que cortó una oreja y dio una magistral lección con el gazapón cuarto al que terminó metiéndolo en la canasta hasta matarlo de gran estocada, dos orejas con todas las de la ley. Alejandro Talavante (turmalina y oro) anduvo muy original en el arranque y en el final de su faena al segundo, perdiendo una posible oreja con la espada, pinchazo, casi entera y descabello. Con el rebrincado quinto, la cosa nunca llegó a mayores y volvió a fallar con la espada de pinchazo, dos hondos y descabello. 


El Juli conoce y se entiende como nadie con los toros de esta ganadería de don Domingo Hernández. Por eso la lleva bajo su brazo a casi todas las ferias. A no pocos nos gustaría verle con toros de otros encastes. Pero como a Julián le va tan bien, pensará que para qué… El caso de ayer, día de la gran fiesta fallera, es que se adueñó de la feria poniéndose por encima de todos con tres orejas tres en su magistral actuación que no tuvo más reproche que sus maneras de hacer el toreo estéticamente hablando. No obstante, me encantó El Juli con el cuarto que no paró de andar por gazapón en el largo prólogo de su faena. El Juli mantuvo su fe en las escondidas posibilidades del animal contra viento y marea buscando prolijamente el sitio donde meterle en cintura, seguro de sí mismo hasta lograr que el toro rompiera a mejor hasta hartarse mientras la parroquia se fue entusiasmando más y más rendida a la evidencia al verle finalmente más quieto que una vela y metido entre los pitones del animal con ambas manos alternadas sin solución de continuidad. Soberano y altanero don Julián aunque también sorprendido, como toda la plaza, cuando al presidente se le ocurrió conceder la vuelta al ruedo para el toro por su cuenta sin nadie lo demandara. La bronca contra el palco fue de campeonato.


Lo del primer toro también fue importante aunque no tan celebrado porque la faena derechista de El Juli no sorprendió a nadie, dada la franquía del animal desde los muletazos rodilla en tierra con la mano derecha de la apertura hasta la intensísima encadenación de muletazos también diestros y pectorales sucesivos. Hizo bien El Juli en no empeñarse demasiado por el otro pitón que fue bastante peor como pudimos comprobar en el desarme que sufrió el maestro en su breve intervención por naturales.

El otro protagonista del festejo fue Alberto López Simón, gracias a su actuación con el toro que cerró plaza y feria al que terminó logrando que se le perdonara la vida en un indulto suplicado por toda la plaza puesta en pie. Este bonito animal, “Pasmoso” de nombre, de pelo colorado ojo de perdiz, no pareció ser lo que finalmente fue en el vulgar saludo capotero del madrileño. Tomó un primer puyazo o mejor dicho dos porque el primero fue en la paletilla y el picador tuvo que rectificar, mas otro simulado por la leña ya recibida. La sorpresa grata llegó en la brindada faena de muleta, creo que más por cómo embistió el toro que por cómo fue toreado. Bien sin más. Pero el toro fue un derroche de nobleza, de alegría, de fijeza, de casta, de raza y de transmisión. No querría quitar mérito al joven torero del que reconozco ha progresado mucho en cuanto a formas. Sin embargo y mientras duró la prolongada faena no pude por menos de pensar en qué hubiera pasado de haber caído este mismo animal en las manos de quien yo me sé…


No faltará la eterna polémica sobre si este toro mereció o no el indulto. El presidente se resistió bastante en sacar el pañuelo naranja pero después de la que le formaron por ordenar la inmerecida vuelta al ruedo del cuarto, debió pensárselo mejor y terminó accediendo al perdón.


Con el tercer toro, blando y apenas lucido en su desigual embestir, López Simón anduvo a la par entre lo bueno y lo peor por su desigualdad en el templar, incluso en las giraldillas al final de la deslavazada faena que, para colmo, cerró mal con los aceros en repetidas agresiones.


Lo más original del festejo corrió a cargo de Alejandro Talavante en su faena al segundo toro. Fue en el arranque del trasteo por naturales rodilla en tierra y en el final alternando ambas manos, redondo y natural consecutivos. El corpus central del trasteo no llegó nunca a mayores porque el animal fue viniéndose abajo y de ahí el acierto de no insistir por ninguno de los dos lados en el ya relatado final. Podría haber cortado una oreja Alejandro. Pero falló con la espada, ayer imprecisa como al matar al bastante peor quinto que no cesó de rebrincar molesto en sus feas embestidas.

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