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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 18 de marzo de 2017

Roca Rey, oro molido del Perú / Por Paco Mora



Si la suerte le acompaña, Roca Rey puede ser el catalizador de un momento brillante de la historia del toreo. Después de muchos siglos, el oro del Perú no ha necesitado a los conquistadores para llegar a España. Esta vez se ha producido la conquista a la inversa.

  • ...sabemos que las figuras que todavía llevan público a las taquillas pueden si quieren con todo lo que salga por los chiqueros, pero si los que pueden continúan imponiendo la babosa y la tonta de la pandereta, y los empresarios y los ganaderos siguen tragando, matarán la gallina de los huevos de oro y esto se va al carajo.

Roca Rey, oro molido del Perú


Andrés Roca Rey se pone donde silban las balas, es de una insultante juventud, no pierde la serenidad ni la compostura, torea como los ángeles con la capa, la muleta se desliza en sus manos a cuatro dedos del hocico de sus bicornes adversarios con un extraordinario temple, es un cañón con la espada y encuentra muy pocos toros que no le sirvan. Todo eso forma un conjunto que vuelta y vuelta da como resultado una figura grande del toreo. Y Valencia se volvió loca. Da gusto ver como todavía un zagal vestido de luces puede poner en pie a una plaza llena hasta el tejadillo. ¡Quién ha dicho que la Fiesta está en crisis! Si la suerte le acompaña, Roca Rey puede ser el catalizador de un momento brillante de la historia del toreo. Después de muchos siglos, el oro del Perú no ha necesitado a los conquistadores para llegar a España. Esta vez se ha producido la conquista a la inversa.

El Fandi no ha tenido su tarde, Manzanares no ha tenido sus toros, y los de Núñez del Cuvillo, tan deseados por las figuras, no valieron ni para tacos de escopeta. Lo de Roca Rey ha sido una gota de lluvia en el desierto, y si los toros que ha matado hubieran tenido más duración y un punto importante de casta, todavía andaría en hombros por las calles de Valencia. Sigo pensando lo mismo que vengo pregonando hace tiempo, y que es “vox populi” entre lo más granado de la afición. O las figuras se abren a todos los encastes, pero sin esperar que los propietarios de los hierros que todavía tienen el preciado tesoro de la casta le echen agua al vino, o el toreo acabará naufragando. ¡Pero ya! Que para luego es tarde.

Porque ya sabemos que las figuras que todavía llevan público a las taquillas pueden si quieren con todo lo que salga por los chiqueros, pero si los que pueden continúan imponiendo la babosa y la tonta de la pandereta, y los empresarios y los ganaderos siguen tragando, matarán la gallina de los huevos de oro y esto se va al carajo.

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