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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

domingo, 9 de abril de 2017

ESPAÑA AUTÉNTICA. Para don Juan Lamarca López, tan español como El Quijote / por Fortunato González




Hablaba con mi hermano gemelo, mi Morocho Francisco, que capta mejor que yo ese no sé qué y me dice, mirando las imágenes que ofrece la televisión de las primeras procesiones de Semana Santa: “Es la autenticidad” No hay teatro ni espectáculo, sino la expresión más profunda del ser español que se mete bajo los pasos del Señor para vivir su naturaleza con toda su pureza, como el torero frente a la cara del toro. Lo grande de España es serlo con toda la fuerza de su historia y de su cultura.


ESPAÑA AUTÉNTICA

Para don Juan Lamarca López, tan español como El Quijote. 

Fortunato González Cruz*
Mérida-Venezuela, 09.04.2017 
Cuando veo las noticias que señalan a España como el principal destino turístico mundial en estos dos últimos años y los records de visitantes para esta Semana Santa me pregunto ¿Qué les llama tanto la atención a los turistas que escogen a España? Apartando el turismo de playa que tiene características que bastante conocemos en El Caribe ¿Cuál es el atributo que hace a España tan atractiva? Los visitantes se desparraman por toda la geografía española. Hay lugares más atractivos como Madrid, Barcelona y Sevilla que tienen capacidad para recibir y atender millones de personas, y también escondidos pueblecitos o paisajes rurales que tienen algún encanto que captura el interés de personas quizás más exigentes, o más delicadas, o no sé pero van en la búsqueda de emociones más íntimas.

Encontrarán cosas tan espectaculares como la Iglesia de la Sagrada Familia, un cochinillo segoviano, o la represa de Proserpina en Extremadura, el vino de Rioja, la plaza de toros de Las Ventas, el paseo marítimo de Mallorca, las papas arrugadas de Canarias, los olivares de Úbeda, las cigüeñas de Cáceres, las sardinas asadas del puerto de San Sebastián. Se puede hacer una lista interminable de cosas de España. Pero…todo y mucho, muchísimo más tiene algo intangible que lo une e identifica como español y que no existe en ninguna otra parte del mundo.

Una vez visité una pequeña granja en El Losar de La Vera en compañía del entonces alcalde de la Emérita Augusta, Antonio Vélez, y gocé de la amabilidad de una viejecita que nos obsequió un rústico vino de pitarra y un fortísimo queso de oveja madurado en ese polvo de pimentón único e irrepetible que preparan en esas comarcas. Muy lejos de allí, alguna vez amanecimos en la placita de La Paloma, en el barrio del Albaicín, mirando el Generalife, entre cármenes que dejaban escapar por las encaladas paredes intensos aromas de azahar, y por allí rondaba el rumor del cante de las gitanas. Una fría noche de un 8 de diciembre, culminada la masiva celebración de la patrona de Sevilla, observé el medioeval baile de los Seises en la Capilla Real de aquella la enorme catedral. Unas copas de vino en la calle… frente a la Oreja de Oro en cuyos altos una vez se formó un gran tumulto porque allí se vendieron las entradas para la presentación de Manuel Benítez “El Cordobés” ¿Puedo decir que allí, como en muchos otros lugares de España se bebe el mejor vino y se comen las mejores tapas de toda una vida?

¿Qué tienen en común estas circunstancias? Todas son españolas, ninguna está diseñada para atraer al turista. Este llega y encuentra un mundo inconfundiblemente español, abre tertulia con los lugareños y se integra en una experiencia vital que va más allá de la simple fotografía. Hay un valor intangible que tiene aromas de azahar, de pescadillo frito, de jamón ibérico, de vino tinto, de sabiduría acumulada, de embutidos, del paso de un tiempo que se queda.

Hablaba con mi hermano gemelo, mi Morocho Francisco, que capta mejor que yo ese no sé qué y me dice, mirando las imágenes que ofrece la televisión de las primeras procesiones de Semana Santa: “Es la autenticidad” No hay teatro ni espectáculo, sino la expresión más profunda del ser español que se mete bajo los pasos del Señor para vivir su naturaleza con toda su pureza, como el torero frente a la cara del toro. Lo grande de España es serlo con toda la fuerza de su historia y de su cultura.

*Fortunato González, es Académico de Mérida, Catedrático de la U.L.A. de Mérida-Venezuela / Miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales / Fundador y Director de la Cátedra de Tauromaquia "G. Briceño Ferrigni" de la U.L.A.

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