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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 9 de noviembre de 2017

La decisiva estocada / Por Rafael Comino Delgado



A la hora de valorar faena y estocada hemos de tener en cuenta que la realización de una buena faena de muleta depende del toro en un porcentaje muy alto, pues si el toro no embiste adecuadamente para que el torero pueda expresar su arte, por muy buen torero que sea no podrá hacerla. En cambio la estocada depende fundamentalmente del torero. 


La decisiva estocada

Rafael Comino Delgado
A pesar de que actualmente se da máxima importancia a la faena de muleta, culminarla con una buena estocada es decisivo para lograr éxitos sonados, por lo que hasta las más grandes figuras pierden muchos triunfos por la espada. Eso siempre ha ocurrido, si bien en la temporada que ha acabado hace unas semanas (a lo mejor es solo impresión mía) ello ha ocurrido demasiadas veces, y me estoy refiriendo solo a las figuras. Además, como decía el maestro Antoñete, la estocada puede ser un "tapabocas" tras una mala faena. Puede cambiar lo que iba para silencio en aplausos, la bronca en silencio.

A la hora de valorar faena y estocada hemos de tener en cuenta que la realización de una buena faena de muleta depende del toro en un porcentaje muy alto, pues si el toro no embiste adecuadamente para que el torero pueda expresar su arte, por muy buen torero que sea no podrá hacerla. En cambio la estocada depende fundamentalmente del torero. 

El toro puede ser más o menos quedado, puede ayudar más o menos en la estocada, puede echarle la cara arriba en el momento de pasar, etc., pero para todas las posibles dificultades hay una forma de realizar la estocada, que conocen perfectamente los toreros, lo que pasa es que hay dos importantes aspectos a considerar:

a) En la suerte de matar se pierde la cara al toro, aunque sea por una milésima de segundo, y para ello es necesario tener el valor suficiente, o si quieren la capacidad de hacerlo;

b) Hay que saber y ser capaz de armonizar los movimientos, según características del toro, de mano izquierda, echándole la muleta a la cara, y mano derecha (o brazo derecho) para pasar (cruzar) los pitones y clavar en el hoyo de la agujas, con la espada formando aproximadamente un ángulo de 45 grados respeto a la columna del toro. 

Así dicho parece muy fácil, pero es muy difícil, prueba ello es que, como decíamos, incluso las máximas figuras pierden muchas orejas precisamente por no hacer bien esta suerte. Incluso Manzanares, que es el más seguro actualmente, este año no lo ha sido tanto. 

De acuerdo, pues, en que debe ser dificilísimo, pero los propios toreros dicen que cuando de verdad uno se tira a matar, sin ningún tipo de alivio, en más del 80% de los casos se mata bien al toro. Luego es cuestión de decisión, o quizás de corazón y claridad mental para "tirarse de verdad". Sabemos que los toreros suelen tener rachas de matar muy bien a los toros, y otras de lo contario. Que a veces pueden perder el sitio por una voltereta o cornada al entrar a matar. 

Algún torero me ha dicho, tras perder un grandísimo triunfo por la espada, que no se tiró de verdad a matarlo: ¡Es que me veía cogido en todo momento! ¡Le miré los ojos al toro y me quería matar! En definitiva es un problema mental, psicológico, que debe resolverse con cabeza, más que con corazón.

Obviamente el mucho entrenamiento en el carretón influye, pero no es lo mismo, ni mucho menos, que la realidad en la plaza (los toreros dicen que entrar a matar en el carretón es como robar melones sabiendo que no hay guarda). Lo fundamental es la capacidad de mentalización y decisión, en ese determinado día, toro y momento. Habrá quien lo consiga en mayor medida y quien lo consiga menos, pero el primer paso para resolver el problema de no hacer bien la suerte es saber lo que se está haciendo mal, que generalmente falla la psique y estar completamente decidido a corregirlo.

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