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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 11 de abril de 2018

El Cholo y su entornazo aburren al Niño Torres / por Juan Manuel Rodríguez



Torres se va porque probablemente Simeone necesite de otros jugadores, de otro estilo, de otro empuje, quizás de la fuerza física que ya no tiene el Niño. Pero Torres se va también porque Simeone no ha tenido ni un solo gesto de cariño hacia él, ni un detalle, ni un reconocimiento. Y del mismo modo que Fernando ha querido anunciar que se iba en mitad de un acto publicitario, Simeone también ha sido cicatero a conciencia, y con evidente conocimiento de causa, con el mayor emblema colchonero de los últimos 25 años.


El Cholo y su entornazo aburren al Niño Torres

393 partidos y 126 goles después con el Atlético de Madrid, su equipo de toda la vida, Fernando José Torres Sanz ha anunciado que lo deja, que se va, que no vale para estar sabiendo perfectamente que no jugará haga lo que haga. Ojo, Torres deja el Atleti, no el fútbol; ni tampoco creo que debamos hablar de Torres en pasado, ni mucho menos que esto parezca un velatorio porque el Niño, que ya no es tan niño, no está enfermo, bien al contrario goza de tan buena salud que quiere aprovecharla apurando sus últimos años de futbolista profesional, y quiere hacerlo jugando. Porque el Atleti le había dicho que podía seguir, sí, pero como Simeone también lo va a hacer y el Cholo ya advirtió hace un par de meses que no movería ni un solo dedo para que Fernando continuase... el Niño prefiere jubilarse en otro sitio. Antes decía que no debemos hablar de Torres en pasado como si ya no estuviera entre nosotros porque Fernando es pasado glorioso del Atleti y de la selección, es presente rabioso y va a ser, y de esto que digo estoy seguro, también futuro directivo del equipo rojiblanco... si él quiere.

393 partidos y 126 goles después Fernando Torres ha anunciado que, como quiere seguir jugando y en su Atleti del alma no lo va a lograr "haga lo que haga", volverá a irse. Su anuncio se ha producido fuera de las instalaciones del estadio Metropolitano, en mitad de un acto publicitario en el que, al parecer, el objeto a la venta era un aparato de televisión y sin conocimiento previo del máximo responsable del club, Enrique Cerezo, a quien el anuncio ha pillado en una junta directiva de la federación española en la que, por cierto, se ha decidido otra vez el día de las elecciones a la presidencia. Podría haber sido peor. Torres podría haber anunciado que se va del Atleti, por ejemplo, en un bar de carretera, de noche; o podría no haberlo anunciado, podría haber desaparecido de repente, podría haberse esfumado y, cuando arrancara la próxima temporada y todos nos preguntáramos dónde estaba el Niño, el Niño estuviera ya en la Premier, en la Bundesliga o en el fútbol chino. ¿En serio no había otro modo de anunciar el adiós al Atleti que hacerlo fuera del estadio y en mitad de un acto publicitario?

Si Torres, que es un caballero, lo ha hecho así es, resulta obvio decirlo, porque ha querido. Y si ha querido hacerlo así es probablemente para que ahora mismo todos nos estemos preguntando si no había un modo mejor. Porque claro que lo había, había un modo mucho mejor de anunciar el adiós de un símbolo del Atleti: con Cerezo a un lado y Simeone al otro, rodeado por sus compañeros de equipo, en el campo del Atleti, con su mujer y con sus hijos, con sus familias, la consanguínea y la deportiva. Torres se va porque tiene 34 años y porque el tiempo no pasa en balde. Torres se va porque debutó muy pronto, con 17 años, la mitad de los que tiene ahora, y el desgaste es máximo. Torres se va porque probablemente Simeone necesite de otros jugadores, de otro estilo, de otro empuje, quizás de la fuerza física que ya no tiene el Niño. Pero Torres se va también porque Simeone no ha tenido ni un solo gesto de cariño hacia él, ni un detalle, ni un reconocimiento. 

Y del mismo modo que Fernando ha querido anunciar que se iba en mitad de un acto publicitario, Simeone también ha sido cicatero a conciencia, y con evidente conocimiento de causa, con el mayor emblema colchonero de los últimos 25 años. Esto no le resta méritos al entrenador, que es extraordinario y que le ha dado la vuelta al Atleti como si de un calcetín se tratara; esto le resta méritos a la persona.

393 partidos y 126 goles después Fernando Torres ha anunciado que deja el Atleti porque se niega a seguir desempeñando la función de jarrón chino rojiblanco. Y el caso es que a nadie que no sea un fanático cholista se le escapa que un veinticinco por ciento del cóctel de esa decisión ha tenido que ver con el inexorable paso del tiempo, otro veinticinco por ciento con el amor por el fútbol cuya llama aún prende en el corazón del Niño, otro veinticinco por ciento porque no quiere ser un problema y el último veinticinco por ciento con el entrenador. Y esto quiere decir lo que quiere decir y no otra cosa diferente. 

Ni yo le voy a decir a Simeone, por supuesto, cómo tiene que dirigirse por el mundo del fútbol porque, insisto, es uno de los mejores de su profesión, ni él ni ni su entorno (porque tú también tienes entorno, Cholo, yo diría que entornazo) me van a convencer de que podría haber hecho algo más para que Torres no se retirara tan rematadamente mal de su Atleti. Su Atleti, Cholo Simeone, su Atleti.

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