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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

sábado, 7 de abril de 2018

La Academia de Mérida a los venezolanos


Casa de los Gobernadores, actual sede de la Academia de Mérida. Mérida, Venezuela.

La  Academia de Mérida comparte las angustias de los merideños que sufren el menoscabo de sus condiciones de vida y ven a su ciudad culta, universitaria, estudiantil  y turística deteriorarse por efecto de políticas públicas equivocadas. Sus miembros sienten  el profundo dolor de las familias desgarradas a causa de la emigración, que amenaza el buen desenvolvimiento de sus más importantes instituciones, en especial a la Universidad de Los Andes, como comunidad espiritual de profesores, estudiantes y egresados que buscan el conocimiento.


  • Exhortamos a los gobernantes y políticos a asumir plenamente sus responsabilidades para que el Estado recupere su fin fundamental de asegurar el bienestar y la prosperidad. 


La Academia de Mérida a los venezolanos 

La Academia de Mérida, como institución representativa de la cultura, obligada como está a desarrollar sus fines en el ámbito de una sociedad organizada conforme a la Constitución y que se ajuste a los valores superiores del ordenamiento jurídico, como son la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia y la responsabilidad social, bajo la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político, debe cumplir la obligación legal y moral de manifestar su preocupación ante la grave crisis que afecta al sistema democrático, al régimen económico y a las relaciones sociales. La Academia tiene entre sus fines la promoción del arte y de la ciencia, el estímulo de las actividades del espíritu, la defensa del medio ambiente y del patrimonio cultural de Mérida. Tiene la obligación de apoyar a sus miembros para la creación, investigación, publicación y difusión de trabajos en sus respectivas disciplinas, la publicación de la Revista de la Academia de Mérida y la creación de un fondo editorial. Estas finalidades solo pueden ser alcanzadas en un clima de convivencia y tolerancia que asegure el ejercicio del derecho al trabajo bien remunerado, a la educación, a la salud, a la justicia social y a la cultura. Tal clima hoy no existe.
La Academia de Mérida reafirma su propósito de cumplir sus fines y objetivos aún en las graves circunstancias que afectan su normal desempeño. Está en el deber de señalar que el deterioro de la situación política, económica y social afecta gravemente los presupuestos e impide la reposición y la reparación de los equipos, las remuneraciones se hacen insuficientes, la inseguridad es cada día mayor; los servicios públicos nacionales y locales, en particular la electricidad, Internet, transporte público, alumbrado público y aseo urbano muestran fallas permanentes. A la Academia se le hace imposible la edición de su  revista,  mucho menos mantener un fondo editorial. Como toda la población, se ve afectada por el incumplimiento de las normas, procedimientos y lapsos sobre la elección y nombramiento de los funcionarios públicos que desnaturaliza el Estado Democrático, Social de Derecho y de Justicia, Federal y Descentralizado. También preocupa el deterioro de la atención de la salud, la mala calidad de la educación, la escasa producción agrícola y de la pequeña y mediana empresa, la caída del turismo y la decadencia de la ciudad.

La  Academia de Mérida comparte las angustias de los merideños que sufren el menoscabo de sus condiciones de vida y ven a su ciudad culta, universitaria, estudiantil  y turística deteriorarse por efecto de políticas públicas equivocadas. Sus miembros sienten  el profundo dolor de las familias desgarradas a causa de la emigración, que amenaza el buen desenvolvimiento de sus más importantes instituciones, en especial a la Universidad de Los Andes, como comunidad espiritual de profesores, estudiantes y egresados que buscan el conocimiento.

Ante esta crisis total, la Academia de Mérida llama a la unidad de los merideños sin exclusiones, a aportar su esfuerzo personal, comunitario e institucional para restablecer la efectiva vigencia de la Constitución, del Estado de Derecho y de la institucionalidad democrática, y con el esfuerzo de todos se pueda construir una sociedad justa que valore las virtudes cívicas, de la familia, de la cultura y del trabajo honrado. Exhortamos a los gobernantes y políticos a asumir plenamente sus responsabilidades para que el Estado recupere su fin fundamental de asegurar el bienestar y la prosperidad. 

La Academia de Mérida reitera su disposición de contribuir con todas las intuiciones y con las organizaciones de la sociedad civil para alcanzar  estos propósitos.

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